A las afueras del caso urbano de Canals y rodeada de terrenos de olivares y cítricos, se proyecta una vivienda que parte de principios propios de una tipología tradicional que respeta el lugar donde se ubica.

La búsqueda de la integración paisajística y medioambiental respetando el medio rural responde a la decisión de desarrollar el programa en una sola planta.

Partiendo de cuatro volúmenes prismáticos conseguimos fragmentar, ordenar y zonificar el espacio exterior. Igualmente cada uno de ellos contendrá y se destinará a un uso interior diferente. La zona intersticial que une los cuatro bloques funciona como vestíbulo que conecta cada uno de los espacios de la vivienda.

Cada uno de los bloques se extiende en la parcela en direcciones y orientaciones distintas, con este gesto se obtiene una forma de aspa. De esta manera las diferentes áreas exteriores que se generan se vinculan con los diferentes espacios interiores de forma única y particular.

Todo el programa de uso se desarrolla en planta baja, exceptuando el bloque de noche y de espacios servidores orientado a norte, que aprovecha la depresión del terreno para contar con dos plantas. Cada pieza que compone la vivienda tiene una altura en función de su uso, siendo los espacios más nobles de la vivienda de mayor altura.

La cubrición se materializa mediante cubierta inclinada de teja arabe a un agua, siguiendo la tipología rural de la zona. La inclinación de la misma se realiza aguas hacia adentro, ello confiere a cada una de las piezas que compone la vivienda de mayor profundidad. Esta operación hace que la perspectiva prevea a la geometría que se perciba con mayor longitud cada uno de los bloques.

El núcleo central en el que confluyen todos las piezas, se materializa como un volumen longitudinal, que orientado Norte/Sur se abre al exterior mediante un gran ventanal, gozando de vistas largas a los campos como lienzo de bienvenida. Este eje vertebrador divide la vivienda organizándola por un lado en dos alas destinadas a zona de día, conteniendo el salón, comedor y la cocina. Y por otro lado dicho distribuidor da acceso a otras de las dos alas que aglutina la zona de noche y usos servidores.

Tres de los bloques cuentan con un porche en los extremos, uno con función de garaje y los dos restantes como prolongación exterior de los espacios de salón y cocina. Cada uno de ellos orientados Sureste, Suroeste y Noroeste respectivamente, confiriendo a los espacios interiores gran riqueza de uso según la hora del día.

La piscina se plantea como un volumen más, escavado en el terreno que queda unido con la vivienda por zonas pavimentadas y de césped artificial.

La luz y el enfoscado en blanco propio de las viviendas mediterráneas serán los únicos materiales que contrastarán con la arcilla roja propia del lugar.

El pavimento pétreo se plantea continuo de interior a exterior e incluso en piscina, dotando de la máxima continuidad entre ambos espacios. De esta manera los limites se desdibujen disfrutando del espacio exterior como una prolongación del espacio interior.

Los techos continuos blancos integran instalaciones de climatización y sistemas de Iluminación indirecta, sonido y audiovisuales.

En definitiva la vivienda responde al medio apropiándose del entorno y siendo capaz de adaptarse al utilizando una arquitectura minimalista y con señas de identidad mediterránea.